sábado, 30 de noviembre de 2013

Silencios nocturnos I

Me guardo en el silencio
para escuchar los mandatos de tu corazón,

hermosa amante,
y sus voces de mando,
buscando como siempre su concordia,
son cantos que perturban mi oído y mi alma,
desatando la devoción furiosa de mi cuerpo,
y la mirada que habita siempre insatisfecha
las cimas y los abismos de tu desnudez...


La madrugada es el templo de la revelación,
el hogar en que he escuchado con mirada atenta
los designios telúricos de tu cuerpo,
su destrucción apocalíptica de cordilleras y murallas
que te protegen de mi deseo furioso...


Y en las penumbras del amanecer
descubro nuevamente los rastros de luz
con los que el sol anuncia el día y las horas,
el ruido de la ciudad
y los gritos de tu cuerpo agobiado por el día,
sin noche ni feliz madrugada, misteriosa amante,
en la que habito silenciosamente
con la mirada y la fantasía
mi amor..., mi amor por ti,
poderosa fuerza desatada
por las pasiones secretas de tu corazón...