amor,
mi amor…
Hoy veo a la luna sobre tu cuerpo
blanco,
infinito,
inagotable,
y la sorprendo tatuándote sueños
—sin tregua, sin final—
en el ensueño doliente de una pequeña sonrisa,
que hemos perdido para siempre.
Luna de luz blanca
transformada por la magia de un ángel maldito
en azules suspiros de un amor
enamorado y triste
sobre tu piel desnuda
a mediodía.
Quiero un beso de luna azul
sobre las arenas blancas de tu cuerpo inquieto,
húmeda tierra de gigantes renegados,
territorio de espíritus rebeldes e insumisos.
Quiero un beso de luna azul
amada,
amante,
durmiente…
atrapada en el ensueño de recuerdos tristes
que se arremolinan en tus entrañas
de volcán enfurecido,
para pelear con fuerzas telúricas e ígneas
contra la falsa quietud de estos días terribles
en que los desaparecidos se resisten a ser sombras,
a ser espuma sobre el mar y ceniza sobre la tierra…
ahora mis amores sólo son sueños azules
sobre tu cuerpo blanco de infinitas esperanzas.