Vestigios II

Quisiera poder recoger con mis manos toda la tristeza de tu rostro y tatuarle de inmediato, con pensamientos furiosos y amorosos, una sonrisa condenada a diluirse poco a poco entre tus labios, sólo para ser fantasma y cómplice de nuestros pequeños gozos y tu silenciosa alegría...

Tormenta

No vuelvas a mí
sino como océano enfurecido
queriendo inundar todos los territorios
de mi apasionada geografía...

Conviértete en un poderoso huracán
capaz de destruir
todas mis soledades
y silencios...

Derrota con la implacable fuerza de una tormenta
el endurecimiento absurdo de mi corazón
desesperado...

Hazme recordar que te amo
más allá del miedo
y la desesperación.

Voluntad y Deseo (II)

Entre el deseo y la voluntad hay una diferencia de actitud hacia los cuerpos, una actitud reclamando satisfacciones muy diferentes. No es que no me guste desear cuerpos, sólo que prefiero darle una satisfacción diferente a mi necesidad de ellos... El mundo parece mejor de lo que es cuando me relaciono con sus objetos de una manera sensual...

La ciudad y el deseo (I)

Las calles de la ciudad son el mejor espacio para imaginar en comunidad todas las "ciudades deseadas", para pelear por ellas desatando colectivamente todo el poder creativo de la imaginación... No hay mejor arma en estos tiempos que una imaginación fantástica inventando todo tipo de recursos para la realización inmediata de una cultura política diferente.

Voluntad y Deseo (I)

La imaginación de los cuerpos siempre despierta la voz del deseo... ¿Será que debo oir al deseo o compararme como un sofista materialista y dejarme arrebatar por las pasiones desatadas por los sentidos? ¿Para que imaginar cuerpos si puedo tocarlos, olerlos, degustarlos, contemplarlos?

Amor furioso...

Hoy tengo ganas de amarte con un amor furioso, con un amor sin reparos de tiempo ni de espacios, con un amor convertido en una voluntad apasionada, enferma por la terrible influencia concupiscente de mis sentidos y mis sentimientos más finamente depravados.... Hoy tengo ganas de amarte, pequeña niña de la luna, con todas las fuerzas desatadas por tu simple presencia en mi vida.

Vestigios I

DORMIDA - Antonio Cazarola

Hoy tengo ganas de violentar todo vestigio de sacralidad en mi memoria, dejar que el olvido se apodere de toda edificación en mi alma hasta dejar en ruinas todo recuerdo, toda fantasía esperanzadora, todo deseo enfermo de nostalgia...

Hoy quiero contemplar los paisajes de mi vida como contemplo tu cuerpo invadido por el sueño y el cansancio...

Hoy quiero mirar el mundo con estómago insatisfecho y todo tipo de sacrílegos pensamientos...

Sobre la distinción alma-cuerpo

Resulta interesante la idea a partir de la cual la distinción entre el alma y el cuerpo tenía un sentido, para, entre otras cosas, lograr distinguir entre las inquietudes del alma y las inquietudes del cuerpo: la idea de la existencia de un "espíritu vivificante", de una "energía vital", de una fuerza divina capaz de penetrarlo todo, inundarlo todo, ponerlo en movimiento todo.

Pensamientos de un gato lunático

I

Tan cansado como me siento y aún mi espíritu quiere recorrer mil caminos para llegar a tí, amor incansable, pequeña luna con rostros infinitos...

II

Mirar tu cuerpo dormido es como contemplar un continente lleno de sitios para soñar con el amor que deseo darte cuando despiertes...

III

Escucharte, aunque no sepa nada del dolor de tus palabras ni de tus silencios, es una extraordinaria forma de dejar que se muera la tarde para que llegue la noche...

IV

Terminaré aprendiéndome de memoria todos los caminos de tu cuerpo...

V

¡Qué las hermosas voces de la noche se lleven mi cansancio y mis sentidos despierten para entregarme por completo a tus amoríos!

VI 

Perderme en tus ojos es la única forma de soportar los horrores del mundo... Pero tarde o temprano me es inevitable volver a posar la mirada sobre esos escenarios, ¡oh amor!, donde ya no hay más que ruinas y desolación... ¿Será posible volver a encontrar un poco de belleza antes de volverme a perder en la profundidad de tus ojos?

VII 

Hoy te robaré un suspiro con tan sólo mirarte, con tan sólo ofrecerte todas las lujurias escondidas en mi silencio...

VIII 

Dejaré de escuchar el rumor de palabras vacías para escuchar la bella y silenciosa armonía de tu amable silencio...

Deseo y poder (I)

El deseo hoy es uno de los territorios donde se juegan las relaciones de poder con mayor efectividad, así que no puedo pensar en lamentos por ninguna de las formas totalitarias del deseo. Nada hay más preocupante en el actual desarrollo de las sociedades modernas que ver al deseo sujetando a la voluntad con alguna frecuencia, pues justo gracias a eso el deseo ha dejado de ser una potencia de vida para convertirse en una máquina con una gran capacidad de destrucción o aniquilación de toda forma de libertad y justicia.